En una extensa charla, el alcalde de Yacuiba abordó diversos problemas económicos y sociales que afectan a la región, desde la escalada de precios hasta la falta de empleo y el déficit de seguridad. Sin embargo, la falta de medidas de largo plazo y las respuestas limitadas que ha dado su administración generan dudas en la población sobre la efectividad de su gestión.
El alcalde empezó describiendo la inflación y la escasez de productos, indicando que “hace unos cuatro meses, no encontrábamos tomates en menos de 15 bolivianos el kilo”, algo que atribuye a la inflación importada y otros factores externos. Esta situación ha impactado severamente a las familias, que ahora deben buscar precios más accesibles en diferentes mercados. “Ya no sabes si los 50 pesos te alcanzarán en el mercado”, explicó.
La escasez de combustible es otro de los problemas que afecta la vida cotidiana en Yacuiba. Según el alcalde, la población se ha visto obligada a normalizar largas filas para cargar gasolina y diésel. “Cuando usted va a cargar gasolina a su moto o auto, ya va pensando que habrán unos 20 autos delante”, afirmó, reflejando el grado de resignación que ha afectado a los ciudadanos.
Ante estos problemas, el alcalde señaló la necesidad de un pacto fiscal que involucre a todos los niveles de gobierno, aunque mencionó que la propuesta enfrenta resistencia desde hace años. “Todos los gobiernos se resisten al pacto fiscal, porque significaría que los municipios y departamentos reclamen más recursos”, explicó. Pese a esto, el alcalde insistió en que el pacto fiscal es fundamental para enfrentar la crisis económica que afecta a las ciudades y las comunidades más pequeñas.
En términos de empleo, el alcalde destacó un plan de empleo temporal que su administración lanza cada año en noviembre, el cual ofrece trabajos de corta duración para quienes están desempleados. No obstante, el alcance de este programa es limitado, ya que los contratos solo duran 15 días y no son suficientes para satisfacer la creciente demanda de trabajo en la región. “Normalmente recibíamos entre 180 y 200 solicitudes al año; este año superamos las 400 solicitudes, porque simplemente no hay trabajo”, confesó el alcalde, subrayando la insuficiencia del programa.
Además, el alcalde expuso cómo la crisis afecta a múltiples niveles: desde la subida en los precios de medicinas hasta el encarecimiento de insumos básicos, lo que agrava las dificultades para el ciudadano promedio. “Una goma para moto que antes costaba 100 bolivianos, ahora vale 150”, ejemplificó.
En cuanto a las medidas municipales, el alcalde explicó que el plan de empleo ha evolucionado de actividades básicas, como barrer calles, a proyectos que buscan mejorar la infraestructura local, como pintar escuelas y construir canchas polifuncionales. Sin embargo, esta iniciativa se ve obstaculizada por el incremento de precios, la falta de recursos suficientes y la dependencia de aportes voluntarios de los vecinos, quienes en ocasiones trabajan días adicionales sin remuneración para completar las obras.
A nivel de seguridad, el alcalde expresó su frustración por la falta de control policial en varios sectores de la ciudad, resaltando que muchos efectivos policiales están asignados a proteger instituciones financieras y gubernamentales. “Tenemos cero control en algunos espacios de la población”, afirmó, y sugirió que los policías asignados a bancos e instituciones deberían tener una asignación especial para no desatender la seguridad ciudadana.
Finalmente, el alcalde defendió la producción agrícola local, subrayando que Yacuiba ha logrado reducir su dependencia de productos de otras regiones, como Tarija y Santa Cruz. Sin embargo, admitió que los precios locales de alimentos siguen vinculados a los precios nacionales, lo que limita el beneficio económico en la región. También lamentó que la especulación y la intermediación en la cadena de distribución eleven los costos para los consumidores finales, mientras que los productores reciben precios bajos por sus productos.
En conclusión, la postura del alcalde de Yacuiba revela una serie de problemas graves que afectan a la ciudad, aunque las soluciones ofrecidas hasta el momento han sido insuficientes para satisfacer las necesidades de la población. La dependencia de medidas temporales y la falta de un plan estructural de largo plazo reflejan las limitaciones de su gestión, dejando a Yacuiba en una posición vulnerable frente a la crisis económica y social que atraviesa.
