El 4 de noviembre de 1885, el Congreso de Bolivia aprobó un decreto para otorgar premios y honores a los exploradores que participaron en la expedición al Gran Chaco y al río Pilcomayo en 1883. Esta expedición fue reconocida como un acto de gran valor y mérito para la Patria, motivo por el cual los congresistas decidieron gratificar a sus participantes.
Según el registro de E. Arthur Thouar en 1912, el Congreso boliviano declaró que los expedicionarios habían “merecido bien de la Patria”, al reconocer su contribución a la exploración y conocimiento de esta vasta y desconocida región.
La expedición de 1883 al Gran Chaco y al Pilcomayo fue uno de los esfuerzos más significativos de Bolivia para explorar y reafirmar su presencia en esta región inhóspita y poco conocida. Esta zona, caracterizada por su diversidad biológica y sus desafíos geográficos, tenía una importancia estratégica tanto en términos de soberanía territorial como de recursos naturales, en especial debido a las disputas limítrofes entre Bolivia y sus países vecinos.
El reconocimiento del Congreso en 1885 no solo simbolizó un premio para los exploradores, sino que también subrayó la intención del Estado boliviano de fortalecer su presencia en el Chaco, consolidando el dominio sobre esta región. La expedición fue liderada por destacados geógrafos y científicos, quienes enfrentaron condiciones extremas, enfermedades y dificultades de acceso en su misión de trazar mapas, estudiar el terreno y evaluar los recursos naturales.
Este decreto de honores y premios también buscó incentivar futuras exploraciones y respaldar la expansión boliviana hacia áreas estratégicas, ayudando a construir un sentido de identidad y soberanía en zonas que, en aquella época, eran prácticamente desconocidas y de difícil acceso para el país.
FUENTE: INSTITUTO DE HISTORIA DE YACUIBA